Han pasado poco más de 12 horas desde el hito y tan sólo el sueño y la resaca que me invaden me ayudan a creerme lo que ocurrió ayer y es que, España es la nueva Campeona del Mundo de fútbol.
Quién diría hace cuatro años que un 11 de julio del 2010 estaría todo el país echado a la calle celebrando el mayor hito histórico del deporte español, quién lo diría.
Hace dos años tuve la oportunidad de presenciar en Viena el comienzo de todo esto que, en mi opinión, se comenzó a forjar en aquella tanda de penaltis de cuartos de final ante Italia, cuando esta generación de jugadores logró borrar de un plumazo todos los fantasmas del pasado ante el equipo de siempre, el día que siempre perdíamos y en la fatídica tanda de penaltis que siempre dejaba malparada a nuestra selección. Aquel 22 de junio del 2008, comenzó a escribirse una leyenda que, poco más de dos años después, se sigue acrecentando.
No ha sido un torneo fácil para España, que ha visto como los contrincantes, que ya conocían el juego de nuestros "locos bajitos", han utilizado todo tipo deargucías para desactivar el juego del combinado de Vicente del Bosque. Pese a esto, y a una ristra de actuaciones arbitrales lamentables (la que protagonizó ayer Howard Webb fue de juzgado de guardia), esta nueva generación de "cracks" ha conseguido sobreponerse a las adversidades para demostrar a todo el planeta que, la mejor forma de ganar en el fútbol, es precisamente jugar al fútbol como los ángeles.
No me puedo olvidar en estas líneas de otro de los grandes factores que han propiciado la victoria española, el pulpo Paul. Este cefalópodo siempre ha estado del lado de "La Roja" y sus predicciones a favor de los nuestros han ayudado a crear un sentimiento de confianza entre los aficionados que de otra manera habría sido complicado que aflorara, ya que el juego de España no ha llegado al grado de brillantez al que nos tenía acostumbrados el combinado nacional.
Como veis, el tremendo desgaste que me produjo la celebración de ayer no me hace estar muy inspirado, así que sólo me queda desear qe esta "Generación del Cambio" (parafraseando a Supersubmarina) nos dure mucho tiempo y dentro de poco, podamos colocar alguna estrella más sobre el escudo de "La Roja".
Quién diría hace cuatro años que un 11 de julio del 2010 estaría todo el país echado a la calle celebrando el mayor hito histórico del deporte español, quién lo diría.
Hace dos años tuve la oportunidad de presenciar en Viena el comienzo de todo esto que, en mi opinión, se comenzó a forjar en aquella tanda de penaltis de cuartos de final ante Italia, cuando esta generación de jugadores logró borrar de un plumazo todos los fantasmas del pasado ante el equipo de siempre, el día que siempre perdíamos y en la fatídica tanda de penaltis que siempre dejaba malparada a nuestra selección. Aquel 22 de junio del 2008, comenzó a escribirse una leyenda que, poco más de dos años después, se sigue acrecentando.
No ha sido un torneo fácil para España, que ha visto como los contrincantes, que ya conocían el juego de nuestros "locos bajitos", han utilizado todo tipo deargucías para desactivar el juego del combinado de Vicente del Bosque. Pese a esto, y a una ristra de actuaciones arbitrales lamentables (la que protagonizó ayer Howard Webb fue de juzgado de guardia), esta nueva generación de "cracks" ha conseguido sobreponerse a las adversidades para demostrar a todo el planeta que, la mejor forma de ganar en el fútbol, es precisamente jugar al fútbol como los ángeles.
No me puedo olvidar en estas líneas de otro de los grandes factores que han propiciado la victoria española, el pulpo Paul. Este cefalópodo siempre ha estado del lado de "La Roja" y sus predicciones a favor de los nuestros han ayudado a crear un sentimiento de confianza entre los aficionados que de otra manera habría sido complicado que aflorara, ya que el juego de España no ha llegado al grado de brillantez al que nos tenía acostumbrados el combinado nacional.
Como veis, el tremendo desgaste que me produjo la celebración de ayer no me hace estar muy inspirado, así que sólo me queda desear qe esta "Generación del Cambio" (parafraseando a Supersubmarina) nos dure mucho tiempo y dentro de poco, podamos colocar alguna estrella más sobre el escudo de "La Roja".
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